Plan
Omega Prof.
José Luis Hisi "...se
celebrará si el tiempo no lo impide y con permiso de
Corría 1981, y la ciudad se había
acostubrado a las autopistas, a los autos importados, a los coreanos.
Extrañas coupés amarillas se veían como autitos de juguete desde el
decimoquinto piso. La ventana y la mesa cuadrada ocupaban gran parte de mi
departamento; y de mis mañanas, en las que trataba de leer y traducir unas
historias que me permitieran sobrevivir. Siempre me gustó mirar la ciudad desde arriba. Por suerte, los ruidos
no llegaban a mi habitación. El que sí llegó para interrumpir mi trabajo fue
Leo. No podía dejarlo afuera. El portero le abría sin que tocara timbre. También
le decía si había salido, o si estaba solo. Sentía una especial devoción por
mí; y no entendía que mi trabajo rendía si yo estaba solo. -"Pase, pase, el escritor está en su altillo", decía
Roberto con tono balzaciano. Y Leo era especialmente simpático con quienes debían
franquearle puertas. Hasta bombones para
la nieta le traía a Roberto. Extraña complicidad. Y yo que no bajaba ni a comprar el pan. Guardaba 5 kg. en la heladera,
que traía cada sábado del Súper. El microondas me devolvía pan fresco con
leve regusto eléctrico. -Vos estás loco, me decía Leo cuando
me escuchaba protestar por el sabor de
los electrones en el pan. Y agregaba algo por el estilo: -Si esto de la importación es lo mejor que nos podía pasar. Tenemos
de todo, tenemos. Horno eléctrico, música láser, té de jazmín de la China;
zapatillas americanas, automóviles japoneses... -¡Basta, Leo!, lo interrumpí esa vez
-¿Que necesitás? -Nada, nada, quería ver cómo está? -Bien, estoy bien, ¿no ves? Tomo mate y fumo cigarros franceses. El
mejor tabaco caporal del mundo. -Aunque, pensándolo bien, ya son las nueve... no puedo llegar a la
Editorial con las manos vacías. ¿Traduciste el libro que te traje? -Tra-du-jis-te.
Como conducir. Y la respuesta es no. Me dijiste un mes. Y sólo pasó una semana.
-¿Cuánto hiciste? -Apenas 2 capítulos.
Es largo, y muy denso, man. -¿Que te agarró,
la New Wave, viejo? -Estoy tratando de
adaptarme a tu estilo para no echarte a patadas. ¿Querés un café? -Sí, y una
aspirina. En realidad tengo algo más para vos... a condición de que
termines la traducción del libro en una semana. -¿Qué,
estás loco? -Una historia, una historia fresca... puede ser tu consagración. Si
hacés el encargo, te aseguro que te la publican de inmediato, con gran tirada
gran, publicidad nacional y todos los chiches. -¿Y vos, en qué la vas con esto? -¿Yo? En nada. -Vamos, vamos. -Bueno, sí. Es dinamita, dinamita pura. Si sale bien, puedo llegar a
la gerencia de la Editorial. -Hmm. -Ahora, todo es new wave, viejo. Si querés tener éxito, novelas a lo
Sidney Sheldon. Como Lazos de Sangre. Sexo, acción y dinero: sobre todo sexo, y
algo de sangre. Esa es la fórmula. -Como los yankis,
pura basura. -Exactamente. -Bueno, contame la
historia, y veremos qué hago. -Sos un mercenario. -Ajá, y vos ganás
a costa mía. Cien veces más. -El otro día me
encontré con Sarrás, el marino que estudió conmigo en el Liceo. Vino de
Francia. Estaba exultante. Dijo, entre otras cosas, que el Centro Piloto había
sido un éxito, y que la campaña de inteligencia marchaba viento en popa. -Ajá. Macanudo. ¿Y
qué más? -Piensan dar un
golpe. -¿Cómo, otro más?
¿Vos estás chupado? -Sí, pero no es
como vos te imaginás. El Almirante se hizo nacionalista. Ahora hay que ganar la
batalla política, dice. Pensaban hacer la limpieza en dos años; y llamar a
elecciones para el mundial del '78. Ahora, que todo se hizo más largo, están
preparando la retirada. ¿Y quién será el pato de la boda? -¿Los verdes? -Correcto. Ellos
acaudillaron esto, y lo desplazaron a él. Ahora eso tiene un costo. -Entonces hay más
de un plan político. -Ajá. Por eso
empezó la lucha interna. ¿Te acordás de Elina Goldberg, esa diplomática
sobrina de Larnoisse, que apareció muerta en Palermo? -Sí, claro. -La eliminaron
porque informó al Gobierno los planes de los azules. Gracias a sus revelaciones,
cayó preso el proveedor de armas. -¿Quién era? -El gordo Von
Gasselt, un holandés intermediario. Como Mauro Schoolklainder, el
gerente de la compañía Pittsburgh en la Argentina. Que también era el
representante de la Thyssen Henschen. -La pucha. Era dinamita en serio. ¿Y vos querés que escriba todo eso? -No, así como así, no. Yo te cuento como corre el chisme en la City.
Vos hacélo novelado. Sin nombres propios. Hacé como que inventás todo, y
aderezalo. -Bueno, seguí.¿Qué pasó con los planes? -Hubo que reformarlos, dice mi contacto. Y que el Almirante pensó algo
mucho más audaz. -Provocar otra
guerra. Embarcar a los militares en actividad, en un viejo plan. Que forma parte
de su propio plan. Un Gran Juego. Estrategia pura. -¿Cómo es eso? -Las Malvinas, o las Falklands. Como vos quieras. -¿Qué hay con eso? -La idea básica es quitarles las banderas históricas al nacionalismo,
con la anuencia de alguna potencia. El Almirante habló con los de Washington;
antes lo había intentado con Giscard D'Estaing. -Seguí, dale. -¡Ah, te interesó, eh? -¿Querés otro café? -Bueno, dale, total
voy a llegar tarde. Pensándolo
bien, tendría que conseguirte
unos documentos... para
completar el pastel. Mapas, fotos, qué se yo. Vos podés adornarlo bien. Y
hacerlo entendible. Nada de ensayos ni un tratado de inteligencia. Algo bien
novelado, pero creíble. Como que es verídico. -Si vos lo decís... yo quiero mi diez por ciento, como siempre. Ya me
imagino: Genio y figura de... -¡Oíme, vos no creés que tenga éxito? ¿No vas a regatear? Pedíle
más al Viejo. ¿Le digo que querés un 20 por ciento? Te consigo un 15 seguro. -Bueno. Acá está el café. -¿Te acordás de los liberales del '80? Después que acabaron con los
caudillos del interior, empezaron a decir que ellos representaban el Federalismo,
la República, la Nueva Nación, etcétera. -Ajá, te sigo,
dije sin entender. -Ahora se trata de generar un hecho político por la vía de las armas.
Recuperar las islas, combatir un poco; y hacer del nacionalismo una estrategia
propia. Los verdes reivindicarán a Perón; y los marinos... apuestan a su
partido propio. Abrirse, enfrentar a los Chicago Boys y amnistiar a todos los
perseguidos. Muerto Perón
-Esperate, entonces la contraofensiva del '79, los ataques a Economía,
a Soldatti, a ... eran el preludio de todo esto. La Marina lo facilitó, o lo
permitió. -Sh, esa es otra historia; para más adelante. Para cuando el Almirante
triunfe... gran abrazo gran, como el de Perón con Balbín. -Bueno, volvamos al
Gran Juego. -Que empezó en
1970. La prédica revolucionaria de los terroristas siempre les dolió a los
azules, y a los verdes también. Sobre todo porque estaban legitimados por el
discurso permanente de Perón. No era la vieja Resistencia. Eran proyectos
peligrosos para ir más allá de una apertura democrática. Cuestionaban el
poder real. Pero volvamos a los planes políticos actuales. Los marinos no
quieren aceptar que el único beneficiado sea el gran capital; y la banca
internacional, sobre todo. Menos ahora, que sería el momento de disfrutar la
victoria de la guerra. -¿Y por qué no van a disfrutar? -¡Porque sin inversiones, esto se va al carajo, pibe! La Economía lo
es todo. ¿Porqué creés que Franco duró cuarenta años? Por las inversiones
yankis. Con las migajas del Plan Marshall, España se estabilizó. Acá no. Acá
no pasa nada. La Plata Dulce se termina, y nos queda recesión y deudas. -Con razón el Almirante putea contra el Plan Económico. ¿Entonces? -Entonces está el Plan Omega. La Gran Idea viene de 1974. El Gral. Perón
podía ser el paraguas protector, por su manejo con los capitales europeos y el
bloque socialista, de una Epopeya en el Atlántico Sur. Italia sería
fundamental: reconocimiento político y tecnología para explotar el petróleo.
Una guerra rápida, ocupación, negociación política y explotación económica
bajo soberanía Argentina. Inglaterra tendría que morder el polvo, como lo hizo
en Palestina. Y Francia en Vietnam. Pero la muerte de Perón hizo inviable el
proyecto. Y en estos años la realidad cambió. Con Margaret Thatcher, el Reino
Unido no aflojará así nomás. Pero tiene un talón de Aquiles: el Lloyd Bank
de Londres ha prestado miles de millones
de dólares a los argentinos; es el principal acreedor externo. -¿Y qué más piensa el Almirante? -Hace 4 años, en 1977, se le ordenó a Arralla, el Jefe de Operaciones
Navales, realizar un plan de desembarco. Se postergó su ejecución por los
reveses que significaron las fugas de guerrilleros de los campos de concentración. -¿Qué tiene que ver eso? -Esos 10 o
15 tipos
llegaron casi
todos vivos a la frontera
brasilera. Desde allí,
el ACNUR [1]
los sacó afuera. Algunos están en México, otros en Suecia, Italia y Francia.
Casi ninguno está quebrado, y durante estos años han difundido denuncias sobre
lo que pasa en los campos de concentración. Ello ha complicado el frente
externo. Si hasta le dió pie a los yankis para seguir aplicando la enmienda
"Humphrey-Kennedy" a la ley de asistencia exterior norteamericana; en
otras palabras no hay venta de armas para las FF.AA. Esto encarece todo. -Sobre todo la provisión de armamento moderno. -Exacto. ¿Tenés idea de
cuanto cuesta un misil puesto en el puerto de Buenos Aires? -No, pero no importa. Cualquier cifra será igual en la novela,
mientras exagere. Seguí. -Bien. La parte más jugosa de la partida viene ahora. El Almirante
planea dos etapas: una de guerra, en la que la Marina tendrá un rol destacadísimo;
aunque supone que la ocupación será iniciada
por el Ejército y la Fuerza Aérea. Si la cosa sale bien, él se
adjudica la autoría del Proyecto y la Armada queda bien posicionada como
custodia de las Islas. Ahí se inicia la segunda fase del Plan Omega. Ya tiene
contactos políticos para 'entrar' en el peronismo y acaudillar la oposición
democrática: se imagina el De Gaulle de América. -Del subdesarrollo, querrás decir. -Bueno, bueno. ¿No querés saber el final? -Sí, claro. -Si las cosas salen mal, la culpa es de los verdes.Y el Plan Omega
sigue. Con la formación del Partido de la Democracia. ¿No te parece genial? -La locura generalizada siempre me parece genial. Una extraña
combinación de ambiciones. Sólo que vos hablás de un Almirante y un contacto.
¿Quiénes son sus centuriones? ¿Los secuestradores de la ESMA [2]?
Y lo de Francia es un capítulo aparte. A las manifestaciones frente a la
Embajada acudieron desde artistas y exiliados hasta Miterrand y su señora. -Bah, ése no
figura ni a placé. Los socialistas
europeos están muertos. Esta década
resurge el conservadorismo. Pero no importa. Vos novelá todo. Con los
franchutes incluidos. Total, ellos están invirtiendo bien, que es lo que
importa. La Renault, los bancos. Ni te cuento de los misiles. Se habla de una
compra de unos Exocet, que son una locura
-Che, se me ocurre... si esto viene bien, ¿no sería conveniente que
viajara allá? Digo...para palpar la situación y ambientarme en el tema con
datos de tipo periodístico. Podría desarrollar una parte de la intriga en Roma
también. Para eso tengo que conocer... -No, mirá; mi contacto quiere algo rápido, con poca información y
mucho comentario. Algo que vaya creando un clima épico, de realidad sublime en
los lectores. Como una historia anticipada. Sembrando el Plan Omega como la
Nueva Epopeya Nacional. Por supuesto que sería una novela histórica. Hasta se
puede arreglar un Premio Nacional. Del tipo Mejor Novela del Año. ¡Qué sé yo!
La cosa tiene que salir rápida, en un mes, más o menos. Haceme un capítulo
para mañana. El estruendo de la puerta hizo pedazos la conversación. Todo se llenó
de humo. Alcancé a ver los fogonazos de unos tubos negros delante de dos
cuerpos macizos. Leo se sacudió por última vez. Cuando recuperé el conocimiento, estaba enyesado. Una enfermera de
blanco me dice: -No se mueva mucho, que le dolerá todo. Tuvo suerte de sobrevivir a
esa explosión. El gas de las estufas es peligroso. NOTA: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[1] El Alto Comité de las Naciones Unidas para los Refugiados |
|