LA ULTIMA GUERRA
Miguel
Angel Albornoz
Un estampido
y la rabia del hombre,
Que se juntan...
Primero el
silencio largo...
Después la
angustia que también es silencio.
Pedazos de
historia se unieron por desgracia.
En olores
desnutridos de perfumes de flores.
El aroma
hediondo de la muerte hizo vibrar.
La mañana
llena de nubes en medio oriente.
Otra vez; hay
que unir la historia hecha pedazos.
Con lágrimas
y gritos fotografiando el desastre.
Un breve
instante de amor se colgó de la música.
Que bajó del
mismísimo cielo, para manchar el suelo.
Con millones
de litros de sangre...
Y es de la
nada que surgen la piedad y el lamento.
Es un muro
agujereado por miradas fuertes.
Que no
destruyen ideales.
Pero tampoco
crean poderes...
Cuando se
infiltran en las rendijas del sentimiento puro.
Con el
endemoniado plan que ya está muerto antes de nacer.
Y el hombre
lloró de rabia.
En la
impotencia de su incredulidad.
Afuera y muy
lejos...
Los pedazos
del cometa asesino se estrellan y desaparecen.
Sólo queda
el planeta grande que es mi casa y también la tuya.
Y en este minúsculo
universo mío...
Donde no cabría
ni una sola lágrima...
Explota un
estallido de furia.
Que sale a
cabalgar entre las estrellas...
Cuando muy
cerca del llanto.
Millones de
ojos empezaron ya a brillar.
Para encender
la luz de la paz...
En la
oscuridad del desastre.
Porque si de
tu tristeza se frena mi sangre.
Que conoce
los límites de la emoción.
También
estoy recordando...
Que desde el
infinito cielo.
Bajó una vez
a esta tierra habitada por seres sin nombre.
La esperanza,
de todos los hombres.
Simplemente
quiero que te acuerdes.
Que nos fue
legado el privilegio de amar.
Para vencer,
a la muerte.
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