Los Rostros

Grafito y papel seco

25 x 35 cm

Recuerdo que un día dije: quiero pintar un cuadro naif. Se entiende por tal, por lo menos aquí, aquellas pinturas cargadas de cierta frescura e inocencia, paisajes con casitas pequeñas y árboles con juegos infantiles, globos sobrevolando el cielo. Si tuviera que definirla diría más allá de lo estrictamente conceptual ,que rescatan la inocencia y la infancia. Hasta ese entonces y desde niña, sólo dibujaba rostros de perfil y siempre de mujeres y nunca feos. La fealdad no entraba en mi vida porque amaba y amo desmesuradamente la belleza. Claro, uno no tiene la culpa de ser feo pero sí, es libre de elegir para su vista y su vida todo aquello que se conecte con lo hermoso. Tenía 44 años cuando me puse en contacto con alguien que daba clases y le dije que sólo iría para que me enseñara a pintar un cuadro naif porque no me quería morir sin hacerlo y, además porque era para mi hija. No fui más de cinco clases que agradeceré toda mi vida.De naif: nada. Creaba paisajes que estaban en mi cabeza y como soy, naturalmente rebelde y sin estructuras me fui a casa porque no soportaba que metieran el dedo en mis pinturas. Allí pinté sin dirección alguna y con la técnica del pastel seco. Sabía que si lograba el cielo que estaba en mi mente el cuadro estaba logrado.Y así era, la mayoría de las veces. Mi máximo orgullo fue que, cuando mostré algunos cuadros a gente muy entendida en la materia, me preguntaban adónde había estudiado y qué belleza y equilibrio se observaba en la mayoría de mis pinturas. Jamás sabrán que no aprendí con nadie y que los paisajes no son copia de nada ni de nadie: existen dentro de mí.

(Pincha las obras para obtener una mejor imagen)

Mujer Sola

Pastel

25 x 35 cm

Paisaje en Azul

Pastel

25 x 35 cm

Soledad II

Pastel 

25 x 35 cm

Soledad I

Pastel

35 x 25 cm