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LA ESTRELLA DEL SAMURAI

 Jesús López Merino

 

¿Has conseguido mirar al cielo y comprobar la diversidad de estrellas que puedes observar? ¡Nunca te has puesto a enumerarlas ni a definirlas! Si lo hicieras te perderías en la inmensidad. Sin embargo, te aconsejo mires al cielo y trates de diferenciar las estrellas y la luz que reflejan. Motivo no hay ninguno. Unicamente que tu espíritu se sentirá relajado y cada día entenderá mejor el silencio repleto de novedades. Nunca hay que estropearlo para saber escuchar todo lo que te dice. Incluso hasta para que elijas la tuya, la personal, la que te dice e indica la ilusión a seguir, la meta a conseguir y el tesoro a guardar.

Muchas, muchas veces hablamos sin motivo. Sólo nos preocupa acallar nuestra conciencia, que no nos hable ni nos deje al descubierto. Y al igual que hacemos con la palabra, realizamos actos y actos sólo con el único fin de no encontrarnos a nosotros mismos, de saltarnos nuestra propia conciencia porque da la sensación que no somos capaces de encontrarnos, de ser nosotros mismos.

A veces uno tiene la sensación de que la vida sólo es palabra y acto realizado para el viento. Ponemos en funcionamiento todo nuestro marketing para asegurarnos que somos los que más y mejor hablamos, no dejando la palabra a los demás o pisándosela impunemente si ello ensalza más nuestra aureola. O que tenemos que demostrar siempre lo que hacemos y cómo lo hacemos, sin importarnos los hechos de los demás. No nos percatamos que hay más estrellas en el cielo y que todas, juntas y armoniosamente, componen el conjunto que llamamos firmamento.

Buscar la lealtad y el honor es adentrarse en la filosofía que en la tradición japonesa se denomina bushido y que no es otra cosa que el camino del guerrero samurai. Lealtad y honor que el samurai sabe respetar incluso con su muerte. No hay mayor honor que el que sabe entregar su vida por aquello que defiende y tiene el coraje de ser el juez de su propio honor. Saber ver y guardar su estrella, su brillo y su esplendor no se logra con palabras vacías y huecos hechos, sólo se logra con el candil de la lucecita leal y honrada que sabe guardar el samurai en su interior.

La honradez y justicia no nace ni está en los demás, sino en uno mismo. No hay que buscarla fuera de uno, sino en el interior donde cada uno encuentra la verdad y se encuentra consigo mismo. Es lo que podríamos englobar en la virtud de la rectitud, donde todas las decisiones que uno toma son correctas y adecuadas para uno mismo desde la sinceridad interior. Y no busques nunca medianías para ajustar tus actos a tus decisiones. El gris de la medianía no existe. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.

Ocultar la luz es negar el camino. Nunca ocultes tu luz de estrella. Alzate sobre aquel que teme actuar. No importa la intensidad de tu luz, cada uno ha de mostrar la suya propia, la que irradia de su intensidad interior. Ocultarte y ocultar tu luz no es vivir. Sé arriesgado y vive el peligro y si lo logras tu vida será plena, completa y maravillosa. Sin olvidad que el coraje nunca ha de ser ciego, sino inteligente y fuerte. Ahuyenta el miedo y en su lugar implanta el respeto y la precaución. ¡Tu estrella brillará por y para siempre!

Entrénate y desarrolla el poder de la agilidad para ser rápido y fuerte, usándola en bien de todos. Ayuda siempre al que a tu lado pasa con benevolente entrega. Busca la oportunidad de ser útil, de alargar tu luz. No niegues la paz y la ayuda.

Nunca demuestres tu fuerza. La crueldad no es el camino de la paz, ni la cortesía debe renunciarse incluso ante el enemigo. El respeto se consigue por la fuerza interior y la manera de tratar a los demás. Esa actitud te confirmará como respetuoso y tu estrella tendrá la valentía de la luz imperecedera.

La conjunción de lo dicho y lo hecho siempre está en activo. Nunca da su palabra si de inmediato no se pone en marcha la acción para su consecución. El dicho y hecho es su propia identidad. Hablar y hacer son la misma acción.

Nunca se oculta a sí mismo y es juez de su propio honor. Las decisiones y acciones son reflejo de su propia identidad.

Sus palabras son como sus huellas, puedes seguirlas a donde quiera que vaya. La lealtad y fidelidad es su orgullo y su bandera.

Y como resumen dejemos que sus virtudes se conozcan en su propia lengua y con su traducción para que nosotros comprendamos el significado:

- Gi - Rectitud (decisiones correctas).

- Yuu - Coraje.

- Jin - Benevolencia.

- Rei - Respeto.

- Makoto - Honestidad, Sinceridad absoluta.

名誉「名譽」 - Meiyo - Honor.

忠義 - Chuugi - Lealtad.

Las estrellas se encuentran en todos los caminos y se avistan desde cualquier lugar. Sólo es necesario tener voluntad de verlas y seguirlas, o lo que es más importante hacer que una sea la nuestra en el firmamento de nuestra existencia y vivir.

¿Quieres tomar una? Te invito. Sólo tienes que mirarla y poner en ella tus sueños, y cada día mirar si la luz que desprende merece la pena para que tu sueño camine. ¡Acaso le pones poca fuerza! ¡No le pones suficiente fuego para que su caldera de vapor agilice la marcha de tu sueño! ¡No hagas que tu estrella funcione a pilas! Sé romántico y usa la mejor locomotora de vapor del mundo: tu corazón! No la ves bonita! ¡Acaso no deseas ser el mejor ferroviario para seguir tu camino de hierro, poniendo el carbón de la  felicidad y el agua de la fantasía y de los sueños!

No sé cuál será la mejor locomotora del mundo, pero sin dudarlo para mí es la Santa Fe. Lo siento, soy hijo de ferroviario y cada vez que iba de pequeño a la estación para hacer un viaje con mi familia, mi padre orgulloso me enseñaba “La Santa Fe”. ¡Qué grandeza tenía desde mi pequeñez!

“Esa máquina ha pasado por mis manos y todos esos tubos que ves les hemos puesto en nuestro taller”, me decía con pasión. “¡Qué brillantes! ¡Ves cómo funciona! ¡Qué limpio sale el vapor! Y el ruido que hace cada vez que la biela hace dar vueltas a las ruedas, ¡qué limpio, qué sonoro! ¡No pierde una gota de vapor! ¡Todo lo utiliza para caminar!”.

¡Comprendes por qué me siento un ferroviario del cielo! Desde niño me enseñaron a soñar y a hacer todo lo que por mis manos pasa con orgullo, con pasión. Y con la ilusión y la fuerza del vapor a presión de realizar siempre un trabajo bien hecho, bien dirigido. Sin perder ni una gota de ilusión. ¡Buen trabajo, papá, buen trabajo! ¡Desde luego que no hay locomotora mejor que la Santa Fe, y sobre todo la que por tus manos pasaba! Eso siempre lo tuve claro, muy claro.

¿Buscas y miras cuál será tu estrella? Sal a tu estación de la vida y allí monta en tu tren. ¡Hazte ferroviario! A lo mejor encuentras que tu locomotora brilla en el cielo como un samurai. O es el samurai del cielo.

Ponla en marcha y deja que brille. ¡Que sea la estrella que siempre nace por Navidad!

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