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EL SOÑADOR DE ESTRELLAS

Jesús López Merino

 

En algún lugar de Arabia, un maestro y su discípulo caminaban 
lentamente por un bancal, en plena noche.
De repente el discípulo dijo a media voz:
- ¡Qué silencio!
- No digas: "¡Qué silencio!" -le aconsejó el maestro-. 
Di: "No oigo nada".


La avidez de querer ser nos hace sentirnos en el centro de la existencia olvidando lo que a nuestro alrededor ocurre, tal cual ocurre, poniéndolo nuestro tinte y color como si ello sólo existiera porque nosotros se lo permitimos en un grado de suma espontaneidad y creación personal. Olvidamos que existimos pertenecientes a un mundo en el que se nos permite estar, ya no ser, y mientras estamos podemos ir siendo. Somos una minúscula parte de ese todo, muy importante para sí misma, y como tal hemos de vivirlo. No debemos alterar el orden, de lo contrario nos veríamos abocados a sentirnos desplazados o sucumbir en el intento de existir.

Dicen que la belleza nace en el cruce de personas y objetos. De tus ojos que miran y el objeto que ves. Ambos han de ir parejos para que encuentres, a través del amor, la belleza que en el objeto depositas. Nunca descubrirás belleza alguna si el amor no te entrega el pasaporte de la ilusión y de los sueños. ¿Quién dijo que la belleza, como otros valores, es algo absoluto y definido? La belleza la has de descubrir tú, y sólo tú podrás gozarla si sabes abrir tu mirar hacia ti mismo, hacia tu interior donde se encuentra el origen de tu verdad y tus valores.

El silencio no es silencio porque tú callas, es silencio porque no oyes los ruidos externos y te deja libre la escucha de tu interior. Y aún así, ni lo uno ni lo otro es el silencio. El silencio es la conjunción de múltiples silencios unidos y engarzados que permiten reposar la mente y descansar el espíritu. En esta nube interna alcanzas la mayor ingravidez del pensamiento absorto en el sueño que invade y descansa en tu corazón. Sólo la belleza del silencio puedes encontrarla en el amor que sueña y entrega sus alas para, desde el vuelo ingrávido de tu interior, disfrutar de la visión que la luz interna te reporta. 

Rompo mis ojos ante la luz de las estrellas. Las miro y trato de descubrir su interior, el sentimiento que su concepto en mí provoca. ¿Quién puso luz en tus ojos? ¿Quién te hizo empujar la luz hacia mí para marcarme el sendero por dónde caminar? ¿Quién después de mirarte puso motor a mis sueños nada más despertar? La vida nace del mirar y ver. No ve más quien mira, sino quien mirando sabe encontrar y dejar su mirada en senderos de sueños y de luces que acaricia con las manos de la sinceridad y la búsqueda interior del verdadero camino de la vida. 

Hay un bello refrán árabe referido a la belleza del silencio: "No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio". O aquel otro, del mismo origen que dice: "El silencio es el muro que rodea a la sabiduría". Otro más: "Aprende de la hormiga el arte de la Vida; ella trabaja, pero en silencio". 

Otros, éstos de origen indio: "El silencio lleva en sí tu voz, como el nido la música de sus pájaros dormidos". "El hombre entra en la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio".

Más, de origen italiano: "Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos".

Grecia también aporta su cultura del silencio: "El hombre que siente mucho, habla poco".

Alemania: "El habla es plata, el silencio es oro".

Argentina: "Atención pido al silencio y silencio a la atención".

China, con su habitual filosofía: "No son los que mejor saben hablar los que tienen las mejores cosas que decir".

Israel: "Si la palabra vale una moneda, el silencio vale dos".

Japón: "Quien habla siembra; quien escucha cosecha".

¡Qué hermosura compartir silencio, sueños y palabras! Me gusta cuando hablas, cuando miras, cuando suspiras …. En fin, me gustas cuando comunicas silencios vivos con el sonido de tu palabra, con el brillo de tus ojos, con la luz de tus suspiros, con el amor de tus sueños compartidos. Me gustas soñador o soñadora de ilusiones. Me gustas cuando tus estrellas brillan cerca de mí y me alumbran, me guían y me dicen quedo que soñar no es dejar la vida en el camino, al viento. Soñar es tener un cielo estrellado, un cielo abierto al que mirar, un mar sobre el que caminar, pero sobre todo: soñar es saberse despertar y vivir, compartir sueños y estrellas, resbalar, caer, volverse a levantar. Soñar es saber que tiempo y vida se comparten y reparten los sueños que nacen de las estrellas, de esas luces diminutas que guían tu caminar.

Mira tu sueño a la luz del silencio. Despliega tu voz silenciosa e ilumina desde tu mirada interior los sueños desbordantes. Deja que corran, salten y se hagan vivos pues nunca encontrarás mayor viveza que en el despertar de un sueño ilusionado lanzado al aire de la vida, cual cometa, buscando libertad. Deja que se bata y luche, que se vista de colores, que eleve su mirada, que busque caminos y veredas, que, ¡en fin!, despierte al aire y le ponga sonido de alas que se mueven viajeras en el espacio y el tiempo.

Busca tu estrella que te guíe y muestre el sueño que en si misma encierra. Alza tu mirada. Escribe en el cielo la línea de tu sueño. Cabalga gozoso sobre la nube arropado y alumbrado por la estrella que te guía. Descubre senderos, veredas. Descansa placenteramente en tu oasis soñado bajo la luz de las estrellas y construye tu escala que enlace realidad y sueño. No rompas nunca esa conexión pues el uno sin la otra no encuentra riego y acabarán sin vida, sin florecer y sin raíces. 

Sueña sin prisas, sin agobios. Descubre la paz, la brisa. Camina disfrutando. No corras. Transforma tu mirada veloz. Déjala que repose, que se apasione de las estrellas y los sueños. Haz que sienta cómo la luz inunda placentera, cual marea, la playa de tus sueños dejando nublado el paso anterior dado para abrir nuevas estrellas y sueños reflejados entre luz y agua. Deja que tu blanda pisada en la playa marque tus sueños mientras la nueva ola llega. 

Aprende a escuchar los silencios. Descubre que el silencio no lo es porque nada se oiga, sino porque tú no escuchas. Pon tus sueños a escuchar. Lánzalos al firmamento y descubre cada estrella por su vibrante y sonoro destello. Abre tu oído. Disfruta los sonoros silencios de las estrellas en la noche. Descubre la luz de las estrellas. Sueña. Sueña y vive los sueños y el silencio escuchado, iluminado y comprendido. 

Regala estrellas para que el mundo disfrute de esas lindas lucecitas dentro del corazón. Su luz, como la luz calurosa del hogar en invierno, hace soñar y gritar los silencios que brotan del luminoso sendero que crece a medida que avanzan tus pasos buscando tu propio tiempo y la vida que nace del paso a paso, del ser siendo que busca escuchar los silencios y los versos que nacen del caminar. 

Renace con la luz soñadora de las estrellas y lanza tus sueños, junto con sus rayos, para que vayan penetrando en tu vida e iluminen sendas abiertas en exclusiva para ti. Disfrútalas, camínalas y verás cómo la vida deja de ser sueño para convertirse en sentimiento, en pasión, en tiempo navegado, en silencio escuchado y comprendido. En definitiva, en soñador de estrellas titilantes y refrescantes para tus noches víspera de la nueva luz del día. 

Que el silencio y las estrellas aporten a tu sueño un universo de sonidos que te permitan escuchar la voz del silencio enardecida, por el calor y viveza del sentir; suave, por lo lenta que penetra hacia tu alma; temblorosa, por recién nacida; cristalina, como el agua que se abre camino en la montaña; y, sobre todo, calurosa y luminosa porque te hará caminar y descubrir nuevos senderos de ilusión y de vida que nacen de sueños cubiertos con la luminosa luz de las estrellas.

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