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AUTOMOVIL Y HOMBRE

Esteban Castillo

 

¿Podré yo escribir algo sobre el automóvil y el hombre? Hay que remontarse en el tiempo, ir a Mesopotamia, y encontrar los orígenes de la rueda. Ver como muy rápido los pueblos antiguos, esas grandes civilizaciones, van a comenzar a utilizar la carreta unido a un animal de carga para desplazarse y mover mercancías, transportar material y trabajar la agricultura. Ya en ese momento el hombre comenzaba tímidamente a moverse de un lugar a otro, no a pie (ya que él tenía tiempo desplazándose por diferentes lugares, y de esa manera atravesando montañas y sabanas) sino utilizando ahora una carreta halada por caballos, bueyes, onagros, (burros salvajes de Asia y Africa) u otro animal de carga.

Pero, inmediatamente va utilizar la carreta como instrumento para hacer la guerra. Después encontramos bellas carrozas para el paseo, o el comercio, en donde reyes, emperadores, princesas y comerciantes lo emplearon como su medio de transporte.

Fueron pasando los siglos, ahora se le llama automóvil, es decir que se desplaza con su propia fuerza, pero su diseño es muy parecido a una carroza arrastrada por las fuerzas de los caballos. Hoy por hoy, cuando queremos hablar de potencias, de fuerzas de motor decimos, tiene tantos caballos de fuerza, hablamos metafóricamente, ya que el caballo animal no está presente.

En Francia, un automóvil movido con máquina al vapor recorrió algunas calles de París en 1770.   Hoy lo mueve la gasolina y hay experiencia con energía solar, y hasta tomando el hidrógeno que está presente en al agua. Y ya hay carros como el prototipo llamado ZOOM, que es un automóvil totalmente eléctrico para usarlo en la ciudad. El primer carro movido por el mismo fue llamado “carruaje sin caballo” fabricado en los Estados Unidos.

Objeto voluminoso y pesado que le modifica la vida las personas. Fue Henri Ford (1863-1947) quien investigó e industrializó la construcción de automóviles. Al comienzo algo tímido, pero a medida que avanzaba la sociedad industrial muy rápido se produjeron millones de carros por año. Además también se fabricaron “casas rodantes” (motor-home) que tuvieron o tiene todas las comodidades de una casa. Se construyeron grandes autopistas que modificaron el paisaje rural y se aumentó la potencia del motor para lograr más velocidad. el carro o el automóvil se fue apoderando de las personas y en algunos casos se ha convertido como la continuidad de su cuerpo.

Cuando a su automóvil le suena algo, lo llevan inmediatamente al mecánico. En las mañanas, algunos se levantan y con mucho cariño, con un fino paño lo limpian y lo pulen. Algunos le limpian los cauchos todos los días y le echan un producto para que brille. Le compran rines de diferentes diseños y materiales: de acero inoxidable, aluminio o pintados y sufren cuando tiene que pasar un charco de agua sucia. Conocen todas las piezas del carro y en algunos es tanto el amor que se dejan matar por él, cuando alguien se lo quiere robar. Hablan del carro como si fuera una parte de su cuerpo o se tratara de un ser muy querido.

En las carreteras y en las autopistas aceleran lo más que pueden, olvidando que a medida que vayan más rápido se les cierra el campo de la visión. Se convierten en un Don Juan Manuel Fangio (1911-1995, corredor de carros argentino y ganador de muchas pruebas automovilistas) y tratan de pasar a todo el mundo, y se convierten en un peligro para ellos y para los demás...

Cuando van al taller mecánico, conocen bien las piezas y hablan con propiedad del alternador, carburador, suspensión, mecanismo hidráulico, y pagan lo que les cobre el mecánico, o bien, conoce, y es él mismo quien arregla su motor. Le compra adornitos, y un buen aparato de sonido que carga regularmente a todo volumen y convierte “su auto” en parte de sí mismo; es la continuidad de él como persona, vive y respira a través de él. Pero, su dueño no piensa en su salud, vive estresado, angustiado, bravo, amargado, está alienado, la duelen los riñones. Pero él o ella, no conoce su cuerpo, ni sabe dónde está el doctor, tiene miedo que le digan que tiene el colesterol alto, que tiene que hacerse examen de sangre, tiene aprensión que le digan que tiene la tensión alta, le tiembla a los rayos x, tiene miedo de todo, él es ya como una pieza más del carro, no quiere desprenderse de su auto. Que lo manden a caminar todas las mañanas durante una hora, le da flojera, que le pongan una dieta le preocupa, que le prohíban el alcohol es un drama, porque él piensa que cuando toma maneja mejor.

Todo le parece caro, el doctor, los exámenes, los remedios carísimos, porque son para él, pero si fuera para el carro, no le importaría pagar lo que fuera por un alternador, o un par de tornillos, o una bujía, por cauchos radiales, o bellos diseños de rines, eso no importa, y si son caros, no importa, es para la continuidad y la “vida” de su carro ya es parte de él... de repente deja de respirar, su corazón no funciona más... Y ya su “automóvil amado” no no tiene razón de existir... y ahora es un automóvil negro, silencioso, ya no maneja, va acostado, encerrado en un ataúd de madera, con su interior aterciopelado... hay muchas coronas con bellos colores. Seguido por muchos otros carros con sus familiares y amigos que lo acompañan en este paseo del cual no regresará jamás. Sus hijos lloran y dentro de sus pensamientos se preguntan ¿Quién irá a conducir el carro de mi papá, o de mi mamá? Pero ya no le importa, ya él o ella se han ido de este mundo...

Parte a un lugar donde no hay necesidad de automóvil, ya que hay una gran tranquilidad, es la vida eterna, todo es silencioso... y ya no se necesita el auto, ya no puede competir, ni lucirse, ni hacer ruido con su aparato de sonido... allí, todos son iguales... ya no existe el espacio ni el tiempo. No obstante, no todas las personas son así, en relación con el carro, pero, sí hay muchos que de seguro, sin querer, se vieron retratados en este comentario. Y todo comenzó cuando el hombre inventó la rueda por allá en Mesopotamia 3.500 años a.C y comenzó a rodarla hasta llegar al siglo XXI.

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