EL UNIVERSO DE LA MUJER

Angel Sanz Goena


La mujer, por unas circunstancias u otras, es el epicentro del mundo actual como siempre lo ha sido, pero en estos momentos mucho más aún. Es importante y esencial el puesto de la mujer en la familia. Su esclavitud anterior, el menosprecio hacia ella, la incomprensión, motivó a su rebelión ante los constantes vaivenes de la sociedad cuando ella ocupa un puesto relevante en la vida: estar en el sitio privilegiado que la Creación le ha dado, al margen de las culturas mundiales. 

Es importante que desarrolle y potencie su capacidad de amor y disposición maternal y familiar; así, estará en paz con ella misma y será el equilibrio y la fuerza de todos los futuros hombres y mujeres que tienen que hacer un mundo nuevo y mucho mejor. Están hechas, formadas y preparadas para la estabilidad, sensatez y prudencia de la vida y de nuestro mundo terrenal. Su sentido de la orientación como su visión real de la vida, unido a su instinto profundo, hace que su grado evolutivo sea muy elevado. El listón de la mujer es muy alto y el hombre debe estar a su altura, para que el amor y la realidad cotidiana sea un flujo de una evolución constante, aunque algo difícil por la propia madurez de la mujer y la inmadurez del hombre. El hombre debe hacer un esfuerzo: compartir su universo y comprenderla mejor, porque hasta la fecha ha sido más su rival y amenaza. El hombre ha desconsiderado a la mujer, la ha mermado, subestimado y utilizado. Ella siempre ha sido el juicio, la clarividencia y el amor. 

Actualmente, la mujer es más partícipe de la sociedad, ha tenido más salida al exterior, se le ha reconocido públicamente, pero, en cambio, lleva una carga superior, porque nunca puede dejar de ser mujer y madre.

¿De dónde nacen los seres humanos? ¿Quiénes son las que cuidan, protegen, contemplan, vigilan y su corazón late con el de sus hijos? ¿Dónde está el sigilo en sus momentos, el silencio en otros, y la exigencia en que su trabajo sea reconocido y compartido? ¿Quién busca la complicidad, el amor, la frescura, en los contactos de cada día?

La mujer es un manantial de agua cristalina de la que el Mundo bebe.

Asimismo, la mujer contempla y admira la inteligencia del hombre cuando éste es la persona responsable, madura, que comparte el verdadero idilio del hogar: su compromiso familiar.

Lo ideal para una mayor armonía y confianza entre los dos sexos, sería, incluso, que la mujer intentara comprender, profundizar y conocer las características que mueven al hombre: mecanismos mentales, conductas emocionales, perspectivas de la vida….., porque, de esa forma, acercarían más su lugar de encuentro. 

Hombre y mujer deben aproximar sus posiciones: sentir verdaderamente que son los artífices del crecimiento personal y espiritual de nuestra querida Tierra. La mujer, cuando existe indiferencia y un menosprecio a su verdadera existencia, a su esencia maternal, sufre por la carencia de amor, sensibilidad, delicadeza y romanticismo que su ser necesita vivir permanentemente. Se rebela con indignación, abnegación y tristeza por el desinterés y dejadez del hombre, ya que entiende que su estímulo y vacío en amar debe ser enriquecido mutuamente.

Hay que reconocer la cara oculta de la mujer, donde su astucia, despotismo y crueldad puede perturbar y empobrecer su exquisita fragancia.

Mi gran admiración a la verdadera identidad de la mujer, a su entidad terrenal y Universal, al sacrificio y resignación en un crecimiento continuo, a la fuerza de su destino y a la generosidad y mirada elevada de su corazón. Su alma vuela incesantemente por los horizontes sagrados de la vida y su brisa llega a las mejillas del resto de seres humanos con la fragancia del aroma de las estrellas.

El espíritu inquieto, frágil, sabio y hermoso de la mujer va caminando por caminos pedregosos y otros menos, pero siempre cauta ante la adversidad.

Dama universal, es cielo y tierra a la vez; conmueve al mundo con su saber estar y sentido común.

MUJER:  Palabras que llegan a su corazón despierto con una gran necesidad de amor y de amar. Sentida y callada muchas veces, vaga silenciosa por los caminos de la soledad.  La mujer es la verdadera estrella del cielo.

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