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OSCAR WILDE 
                                                                                            "Las pasiones se desplazan en círculos"

Marco Antonio Stucchi B.


Sebastián Malmoth, se establece en el pequeño pueblo de Berneval, Francia. Corría el año 1897. Hombre de cuarenta y tres años. Mirada vaga, risa jovial y las manos con las mismas sortijas de antes, especialmente una con un escarabajo engastado en lapislázuli. Los dientes echados a perder. Era un ser debilitado y quebrado que al salir de la prisión donde estuvo bajo régimen de trabajo forzado, tres años trabajando seis horas diarias, el director exclamó: Como hombre que no está acostumbrado a trabajo físico, duraría dos años. Fueron tres.

Diez años antes Malmoth era admirado en toda Inglaterra. Estaba precedido por el éxito, sus obras teatrales en cartelera permanente. Era un dandy pulcramente ataviado, paseaba con un girasol en la mano, irradiaba seguridad. Autor de Salomé, El fantasma de Canterville, La importancia de llamarse Ernesto y su obra cumbre El retrato de Dorian Gray. Bajo el nombre de Sebastian Malmoth vivió los tres últimos años de su vida. Se trata de Oscar Wilde, cuyo rango literario no se discute, quien falleció en París el 30 de noviembre de 1900. La mayoría de la prensa inglesa ignoró su muerte. Sus libros dejaron de publicarse y para su teatro no se levanto el telón. Wilde fue redescubierto en Alemania, durante los treinta años posteriores a su desaparición sus obras se editaron 250 veces más que las de cualquier Escritor ingles.

Wilde irónico y crítico de la sociedad victoriana a diferencia de Ruyard Kipling que exalta al imperio ingles. Particularmente leí El retrato de Dorian Gray, en teatro vi La importancia de llamarse Ernesto, en ensayo La decadencia de la mentira, leyéndolo, me llamó la atención la opinión de Jorge Luis Borges cuando finalizó la lectura de este ensayo; expresó su admiración por el autor comentando a Bioy Casares "De haber conocido a Wilde hubiera conversado con él hasta la eternidad".

La ironía está escrita por Wilde de manera muy sutil, inigualable en la historia de la literatura. En "El príncipe feliz" nos hace conocer la otra cara victoriana que en palacios y castillos veían pasar la vida entre ocio y placeres, mientras el pueblo quedaba desprotegido para satisfacer sus necesidades básicas. La hipocresía, la vanalidad y la crueldad del hombre es inmortalizada en "El retrato de Dorian Gray". Como conferencista aprovechaba para lanzar críticas a la sociedad inglesa. Cuando tuvo que afrontar el juicio de lord Queensberry, toda la sociedad inglesa admiradora de su pluma y del estilo wildiano no perdonó su ironía, condenándolo a tres años de trabajos forzados. 

Cuando marchó hacia el tren que lo trasladaría a prisión, el pueblo insultaba y escupía al escritor vestido con el traje a rayas y arrastrando cadenas. La sociedad eliminó al hombre que la molestaba.

Andre Gide lo encontró en París. Wilde se percató de que inspiraba asco y le dijo: " Cuando antes yo encontraba a Paul Verlaine no me avergonzaba de él. Yo era rico, estaba cubierto de gloria, comprendía que el que me viera a su lado, aún estando Verlaine borracho, no podía sino honrarme". 

Wilde, habló a Gide de su pobreza, de la imposibilidad de continuar o de realizar cualquier trabajo. Se convirtió al catolicisno, una de sus últimas frases expresada con tristeza << No hay que echar nada en cara a los que han sido víctimas del destino >>.

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