LAS ROSAS DE OTOÑO
Ana Iniesta
Ya ha empezado, sin treguas, la primavera, lujuriante primavera; viene desafiante, queriendo hacer y responer los despojos que el frío
invierno ha dejado, y que con enojo ha ido destrozando toda aquella belleza vocinglera de otras primaveras.
Aquellas hojas muertas,
caídas de los álamos han cubierto los senderos que a la casona se dirigen, y a las débiles rosas maltratadas, y ajadas por el tiempo,
aquellas hojas muertas que han sepultado tanta belleza y tantas rosas, que se oye el crujido y llanto de las mismas; las hojas muertas
de los álamos han sepultado tanta belleza e inútil hermosura, y ocultan su desnudez mientras se tornan yertas, y ante aquel
espectacular desperdicio de belleza, me pregunto con triste preocupación
a qué lugar del cielo irán a para y habitarán estas
hojas muertas.

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