Escucho a oscuras los silencios que has dejado,
tan fríos y azulados que se antojan irreales.
Silencios que de noche parecen desiguales,
silencios alejados, como ecos del pasado.
Escucho a solas los compases que hoy no tocas,
parecen tristes olas, que añoran sus luceros.
Noche-nueva oscura, de semblantes insinceros,
quebrantas mi cordura y los sueños desenfocas.
Escucho en la noche tus matices inaudibles,
redobles que son broche de mágicas canciones;
sonidos de antaño, hoy regresan impasibles.
Escucho en mis recuerdos rogarte mil perdones,
y respondes sin palabras, palabras terribles,
palabras que no saben que tú eres todas mis razones.
|
|
En los océanos de la mentira,
donde apenas alcanza la mirada,
se encuentra una nave extraviada,
repleta de almas a la deriva.
El pequeño Hadmed ya no respira,
y su madre llora desconsolada.
Ojos tibios y expresión helada…
apenas una lágrima escondida.
Tragedias griegas en el desayuno,
noticias que no hablan de nosotros:
huevos fritos con bacon y un zumo.
Laderas verdes, caballos y potros…
Por nacer en el lugar oportuno,
casi olvido que soy como los otros.
|