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SOBRE ENCUBRIR LA RESPONSABILIDAD

José Repiso Moyano

 

Un gobernante en cuanto ofrece una información no veraz o una mentira que afecta a la ciudadanía de su país es responsable de ella y debe reparar ese error disculpándose públicamente, aunque lo hubiera hecho involuntariamente -porque todos recurrirían a la inocencia involuntaria-.

Si un Ministro de Sanidad afirma que no existe una pandemia y luego se demuestra que sí, es responsable del error -ya que era responsable de los recursos para haberlo evitado-. También si uno afirma que le han asesinado a su esposa y no es así, debe reconocer su error.

El error debe reconocerse por tanto: ésa es la responsabilidad, siempre. Y es más irresponsabilidad cuanto menos se reconozca y, además, cuanto más se pruebe que fue intencionado.

Si yo digo que "Colón mató a Kennedy", aunque lo diga involuntariamente -por ignorancia- es una mentira esa información de que "Colón mató a Kennedy"; pero, ¡ah!, sí puedo justificar el error reconociéndolo cuando ya me lo hayan demostrado. Sin embargo, si eludo la responsabilidad del reconocerlo, si eludo la responsabilidad del admitirlo, entonces ahí sí que intencionadamente soy un mentiroso o un irresponsable.

Y es que, aunque no se quiera, la responsabilidad existe.

Si uno afirma que no se debe hablar de unos hechos de la historia y otro le argumenta coherentemente que sí se debe por obligado porque es lo único que tenemos como fuente de conocimientos, pues, se hablará de lo que contenga relevancia histórica guste o no guste hasta que el "cabezón" reconozca -al fin- que esos hechos son de la historia, que vienen de la historia, es decir: poseen su dignidad como hechos desagradables o agradables, con muertos o con supervivientes, en Cataluña o en Sicilia.

En el mismo sentido, si una sociedad hasta un presente ha afirmado que "dos y dos son cinco" y una persona presenta pruebas de que "dos y dos son cuatro", pues, la sociedad ahí tiene la responsabilidad -sobre todo ética- de reconocerlo y los medios de comunicación de apoyarlo; a no ser que se le excluya o se le niegue como digna persona (a sabiendas de que el conocimiento ya llega del esfuerzo, no es más que un esfuerzo o una fidelidad a un esfuerzo con la renuncia a lo que no es verificable). Más claro: Si una sociedad dice que "Pedro ha matado a Juan" y Ana demuestra que no lo ha matado, en adelante los medios de comunicación tienen la obligada responsabilidad de publicar que "Pedro no ha matado a Juan" con las pruebas que ha aportado Ana, porque la censura a la veracidad o a la mayor veracidad -lo digamos claramente- no puede justificarse, así es.

Por último, con astucia incluso se puede intentar negar un reconocimiento sólo por un aspecto personal. Por ejemplo: a Lorca porque era homosexual cuando Gide, Cernuda y Wilde también lo eran; a Miguel Hernández porque era autodidacto cuando el científico Dalton, el filósofo Schopenhauer y los escritores Rulfo, Ibsen, Hebbel, Alberti, etc. también lo eran; a María Zambrano porque era mujer cuando Isabel la Católica o Agustina de Aragón también lo eran.

En definitiva, no, no vale el juego sucio para justificarse en algún comportamiento, de ninguna manera o truco.

Nota: No trato directamente el tema de la culpabilidad (cuando toda la responsabilidad de una acción recae sobre la voluntad de alguien). Así, un padre es responsable de la educación de su hijo, pero no es culpable de las acciones decididas voluntariamente por él ni de su destino. Un director de un banco es responsable de cómo funciona su empresa advirtiendo, por ello, a sus empleados que asuman ciertas reglas, pero no de sus intenciones. De forma que siempre existe una responsabilidad; no obstante, esa responsabilidad puede no ser la causa directa de algo.

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