Arboles de Lancetilla
Honduras
1998
Acrílico sobre lienzo
1.3 x1.5 m |
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Mark cuenta ya con
doce años en la pintura, y aunque es Ingeniero Químico, se ha dedicado por completo al
arte. Ha sido siempre autodidacta y continuamente experimenta técnicas y materiales que
le ayuden a buscar otras formas de expresión siempre en lo que se refiere al
paisajismo. Su técnica es el acrílico, característica por su rápido tiempo de
secado y facilidad para crear diversos efectos. Si hablamos de pintores en El
Salvador, Mark es considerado como uno de los principales paisajistas de nuestro país,
quien en los últimos tres años ha creado un estilo muy singular con su tema del
naturalismo. "Mi trabajo se enfoca hacia una continua reflexión de la naturaleza,
esa diversidad de cosas que vemos: las hojas, los troncos, los helechos, el agua y sus
reflejos, o aquella luz que penetra suavemente en el bosque. La flora tropical que tenemos
es exquisita en variedades y eso lo vemos reflejado en las obras de nuestros
pintores" nos comenta, "La obra siempre lleva su mensaje, para algunos será el
de la reflexión y contemplación, para otros será un mensaje de conservar los recursos
ecológicos, creo que esto es lo interesante de una obra de arte: expresar muchas
reacciones y significados en los espectadores."
Su obra se encuentra ya en varias importantes colecciones de arte latinoamericano, y para
este año 2000 (Apertura 7 de Septiembre), Mark tendrá su exhibición individual en la
Galería Praxis del Distrito Federal, México, siendo considerada esta galería una
de las mas importantes que exhibe el Arte Latinoamericano actual en la Ciudad de México.
Es la primera vez que un artista salvadoreño muestra su trabajo en esta galería.
El paisaje como tema universal
El paisaje es un tema que se ha mantenido incólume a lo largo de toda la historia del
arte universal. Como sujeto y objeto privilegiado en la pintura, permanentemente se ha
renovado de acuerdo a los cambios que las artes plásticas han acusado en cada tiempo y
cada espacio cultural. Así el artista, al investigar sus recursos formales, conceptuales
y técnicos, siempre afirma la libertad del mundo natural que se le ofrece en todas sus
dimensiones. Llena de interés fértil y propiciatorio, la naturaleza se muestra abierta a
múltiples interpretaciones, desde aquella má s naturalista hasta la má s
abstracta, incluyendo la instalación como una interpretación de finales del siglo XX del
paisaje urbano, humano y natural . Las innovaciones en el paisaje han variado desde la
belleza preestablecida, naturalista o realista, hasta la interpretación de sus
imá genes permutada en transfiguraciones sin jerarquía de sus partes componentes.
Podría entonces hablarse de una despersonalización del objeto por la vía de la
abstracción. Es decir, de una interpretación siempre inédita de la naturaleza
circundante. Mesoamérica, con su esplendorosa riqueza natural, es un bien productor de
recursos temáticos.
Todo lo anterior viene al caso a propósito del joven salvadoreño Marco Valencia,
un aplicado artista emergente que ha tomado el paisaje como el interés central para
desarrollas un cuerpo visual en el que se conjugan emanaciones de tiempo y de espacio,
propias de la naturaleza tropical. Al titular sus exposiciones Esencia del Paisaje,
muestra que esa esencia, como propuesta paisajística, pertenece al terreno de la
experiencia abstractiva. En el marco de su exuberancia naturalista, el artista abstrae lo
más esencial del fragmento que le interesa y de una manera alucinante lo inmoviliza sobre
la tela a la que titula poéticamente en relación a otras instancias de la experiencia
visual. Al pintarla, la naturaleza se comporta como un modelo perfectamente dócil que el
artista atrapa en un maravilloso silencio que deviene en eternidad.
La suya no es una representación banal de la naturaleza ni un hiperrealismo barato. Su
riqueza radica en la minuciosidad de la factura y en el realismo, casi conceptual de las
imágenes de árboles, ríos, o piedras. Es precisamente en esta minuciosidad donde
radica el divorcio entre representación y el tema, entre la acción propia de formas y la
evocación sentimental y romántica de su contenido. La naturaleza de Valencia es
propia, es la que brilla en variados tonos y matices de verdes, es la que ilumina con
rayos de luz que se deshacen subrepticiamente sobre la superficie de la tela. La paciencia
mental y manual del pintor, se mantiene imperturbable, su deseo es expresar a través del
color, especialmente el verde los diferentes planos de un pedazo de naturaleza que se le
presenta en una sola dimensión, la de su ser interior. El trabajo pictórico minucioso,
la pincelada suave, modulada, la línea valorizada, el juego de los planos múltiples, la
superficie aterciopelada, otorgan un aire inédito al paisaje de Valencia.
Rememorando la tradición del paisaje romántico que aparece en esta América a partir de
los famosos artistas viajeros del principio del siglo diecinueve, Marco Valencia,
un joven artista centroamericano, se postula como un valioso heredero.
Bélgica Rodríguez
Caracas, Julio 2000
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