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GHIRLANDAIO Y GIOVANNA TORNABUONI

Ana María Nemi G.




La ciudad de Florencia es la capital del arte renacentista del Quattocento, gracias al desarrollo económico y al apoyo de numerosos mecenas, sobre todo la familia de los Médicis. Nuestros protagonistas de hoy pertenecen a este período inicial, caracterizado por la innovación y el descubrimiento. Los pintores de esta época indagan la luz, el color, las anatomías, el paisaje y sobretodo, la perspectiva y la sensación de realismo. Reflejan en su pintura la corporeidad de sus personajes y sus rasgos personales. Utilizan fondos pictóricos bastante realistas y creíbles y estudian las proporciones, la armonía en la composición y la distribución de los volúmenes.

Uno de los más interesantes pintores de este periodo es Doménico di Tommaso, llamado Ghirlandaio.  Nació en Florencia en 1449 y murió en la misma capital toscana en 1494. Se destacó por su detallismo y cuidado realismo.

Trabajó para los Médici; su labor estuvo muy cercana a las posturas más conservadoras del pintor como artesano y empresario. Se formó en los talleres de Baldovinetti y de Verrocchio. En éste último conoció a Leonardo da Vinci. Allí desarrolló un estilo sólido, materialista y algo anticuado si lo comparamos con algunos de sus coetáneos como el propio Leonardo o Botticelli. Formó su propio taller con dos de sus hermanos pequeños, Benedetto y David. Entre sus obras más importantes se cuenta el ciclo de frescos sobre la vida de María, pintados para la iglesia de Santa Maria Novella en Florencia, que llevó a cabo entre 1486 y 1490 por encargo del poderoso Giovanni Tornabuoni, socio de los Médici. 

El artista retrató a la esposa de Giovanni, Lucrezia Tornabuoni y a su hija, la hermosa Giovanna. El estilo de Ghirlandaio es francamente profano incluso en los temas religiosos: el pintor ambientó todas sus escenas sagradas en el interior de las lujosas casas de los burgueses más acaudalados de Florencia. Por ello se le considera el mejor cronista de las costumbres y la vida de su época. Hay también obras de Ghirlandaio en Pisa, San Gimignano y la Capilla Sixtina, donde acudió con otros importantes pintores en la embajada que los Médici enviaron al papa para decorar esta iglesia. Otra faceta de su trayectoria pictórica muy celebrada fueron sus retratos, de entre los que destaca el titulado Anciano con su nieto. Además, Ghirlandaio fue el maestro de Miguel Ángel y su hijo Ridolfo fue amigo y compañero de Rafael, aparte de un buen retratista.

El retrato de Giovanna Tornabuoni

Como retratista es ésta su obra más celebrada. En ella vemos a la bella Giovanna, elegante y sofisticada, retratada de perfil, lo que magnifica su distinción, y ricamente vestida. El cuadro es un canto a las virtudes de la muchacha: las cuentas de coral simbolizan el amor a Cristo, el libro su sabiduría y cultura y las joyas su elevada posición social. El perfil recortado sobre fondo neutro realza la prestancia de la joven Tornabuoni, que moriría ese mismo año. 

Viendo el maravilloso retrato de Giovanna en el museo Thyssen- Bornemisza, inmortalizada en la eternidad del arte como el sueño más bello de Ghirlandaio, medito sobre esa bella jóven, tan frágil, tan etérea... En ése momento vivido, que era sólo un segmento temporal de su existencia y en ése instante pintado Giovanna, como "La Gioconda" de Da Vinci, "Las Majas" de Goya, "Las Meninas" de Velázquez y sus inmaculadas bellezas han quedado atrapadas en la inmortalidad de una obra de arte para nuestra contemplación y admiración.


 

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