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LA DUQUESA DE ALBA

Macarena Vega Iriarte


La relación entre Goya y la Duquesa de Alba se remonta a los años iniciales de la década de 1790. Al adentrarse el maestro en los círculos aristocráticos -De la mano de la Duquesa de Osuna se pone en contacto con los Duques de Alba. En 1795 el pintor realiza un retrato del Duque y otro de la Duquesa, formando pareja. Doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba, era una de las mujeres más atrayentes del Madrid de la Ilustración. Su belleza ha sido cantada por poetas y músicos; de ella decían que era tan bella que cuando paseaba por la calle todo el mundo la miraba desde las ventanas y hasta los niños dejaban sus juegos para contemplarla.

Tenía un fuerte temperamento y era conocida en los suburbios de Madrid por disfrazarse de maja y participar en las fiestas populares. Protectora de actrices, poetas, pintores y toreros, llegaba a disputarse los favores de los bellos jóvenes con otras cortesanas, incluso con la propia reina

La Duquesa de Alba concurre al estudio de Goya para que este le maquille la cara. Goya escribe: "Por cierto que me gusta más que pintar en lienzo". Se trata de un deseo fuera de lo común, pero acorde con la fama de la Duquesa, considerada muy atractiva pero también consentida, egocéntrica y provocativa.

Este episodio de la Duquesa en el estudio para que Goya le pinte la cara sucedió probablemente en 1795, el mismo año en que el pintor retrata tanto a la Duquesa de Alba como a su marido. El Duque muere en 1796 y como era la costumbre de la época, la Duquesa se retira a su residencia estival de Sanlúcar en Andalucía. Goya la sigue. No hay ningún documento que hable sobre cuánto tiempo están juntos en Sanlúcar.


La Duquesa de Alba
A ninguna mujer pintó Goya, tantas veces. La Duquesa de Alba de negro, muestra como la ve el pintor. Sin adorno alguno aparece en el paisaje, vestida como una maja y no al estilo francés, como si no fuera una Duquesa sino una mujer del pueblo llano. Imperativamente señala con el dedo la arena donde aparece el nombre "Solo Goya". En el dedo lleva un brillante con el nombre "Alba" inscrito y un anillo de oro en que puede leerse claramente "Goya". El lienzo afirma que para ella solo cuenta él. Quizá, para ella, todo fuera tan sólo un juego provocador, por un lado con el genio y por otro con las convenciones sociales. Para ella era una aventura, para él un desastre, tanto como para el hombre como para el advenedizo que quiere ascender. 
Goya se lleva el cuadro a Madrid y lo conservará. En sus Caprichos volverá a parecer la Duquesa, orgullosa, de pié, sobre las espaldas de tres brujas volando. Las cabezas de las figuras se asemejan a toreros famosos, el blanco rostro de la Duquesa de Alba causa impresión de soberbia; en el cabello lleva una alas de mariposa como muestra de volubilidad. Cinco años después que Goya la pintara como Maja, muere a los cuarenta años de edad, dicen que alguna de sus muchas enemigas la hizo envenenar.


Los Caprichos

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